“No podremos ayudar a todos, pero podremos ayudar a aquellos que no tienen nada”

Esto fue lo que dijo el presidente de una iglesia nacional africana durante una de las cuatro reuniones de esta semana para organizar una respuesta global a la pandemia del COVID-19. Resume la comprensión de nuestros líderes de que el desafío que tenemos ante nosotros está más allá de nuestra capacidad, pero Dios ha dado la provisión necesaria a Su pueblo, y tenemos la determinación de compartirlo con los más necesitados en las comunidades a las que servimos.

Muchas iglesias de la Alianza Cristiana y Misionera han comenzado proyectos para abordar los desafíos planteados por la pandemia. Están educando a las comunidades sobre el COVID-19, haciendo y distribuyendo sopas, máscaras y gel, sirviendo comidas, visitando y ayudando a los ancianos, promoviendo la agricultura en las zonas rurales, distribuyendo paquetes de alimentos, etc. Jesús es un Salvador compasivo y Su Iglesia está demostrando esa misma compasión.

Las iglesias están experimentando una renovación y un crecimiento en la asistencia de personas en línea durante la pandemia. Casi todas las iglesias han llevado a cabo servicios y reuniones de oración a distancia. Las familias de los miembros de las iglesias, e incluso personas desconocidas para las iglesias, asisten a las reuniones. Un seminario bíblico en el Medio Oriente vio que el número de estudiantes aumentó de 60 a más de 200 después de que comenzó la pandemia. Los hospitales solicitan docenas de Biblias. Los pastores y los miembros de las iglesias están visitando, orando por o caminando con personas que se sienten solas. Dios está trabajando y Su Iglesia está ministrando en consecuencia.

Los pastores han tenido que adaptarse rápidamente a la nueva realidad, y muchos de ellos están trabajando aún más para cuidar a los miembros de la iglesia y responder a las nuevas demandas creadas por la pandemia. Los pastores están buscando capacitación adicional en comunicación en línea para un pastoreo y alcance más efectivos.

Las finanzas de las iglesias se han visto muy afectadas por la pandemia, especialmente en las regiones con menos recursos y donde los miembros de las iglesias trabajan a diario. Por el testimonio de muchos presidentes de iglesias nacionales, ha quedado claro que nuestra respuesta global también debe cuidar a los pastores de la Alianza y sus familias. Muchos pastores y líderes se sienten estresados por la nueva situación y sus demandas.

En un primer paso hacia una respuesta global al COVID-19, casi 100 representantes de 38 países miembros de AWF se reunieron en cuatro reuniones del 11 al 13 de mayo para compartir sus puntos de vista y experiencias. El 15 de mayo, un grupo de trabajo formado por los representantes de los ministerios de Socorro y Desarrollo de Estados Unidos, Canadá, Países Bajos y otros se reunirá con el Comité Ejecutivo de la Confraternidad Mundial de la Alianza para considerar sus próximos pasos en este proyecto.

Contamos con sus oraciones.