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La Historia de una Misionera Peruana en Guinea Ecuatorial

julio 21, 2023

Mirtha Espino es la primera misionera jubilada de la Iglesia Alianza Cristiana y Misionera (ACyM) en Perú. Sirvió durante 14 años en Guinea Ecuatorial, África. Al terminar su ministerio allí, volvería a decir sí a su llamado misionero, y nos cuenta por qué.

Mirtha llegó a Guinea Ecuatorial en 2007 y se instaló en la base de Juventud Con Una Misión (JUCUM) en la ciudad de Bata Litoral, en el barrio de Ekobenang. Allí vivió con otros misioneros y se unió a su trabajo apoyando a las iglesias en esta zona y en el campo con la predicación, la enseñanza, el discipulado y la ayuda a los hermanos y hermanas.

Así conoció a los pastores y hermanos de las iglesias con las que salió a evangelizar. En una ocasión, el pastor de la iglesia Buenas Nuevas de Bata la invitó a celebrar un seminario y a predicar durante tres días en varias ciudades cercanas, entre ellas Ebinayon, en la frontera entre Guinea Ecuatorial y Gabón.

Los líderes de la iglesia los recibieron, cuidaron de ellos y los acogieron en su casa. El segundo día, una de las líderes de la iglesia llegó con una de sus nietas, Gracia, de 5 años, que tenía malaria, y pidió a Mirtha que orara por ella. Al día siguiente, trajo a otra nieta, Modesta, también de 5 años, para que también orara por ella. Dios sanó a las dos niñas. Fue una oración de fe y sanidad.

Al cabo de un tiempo, Mirtha conoció a una pareja guineana que siempre estaba sirviendo en la iglesia. El esposo había tenido hijos con otra mujer, pero no con su actual esposa, Bonita. Culturalmente en África, el matrimonio se confirma teniendo hijos, así que por esa razón Bonita compartió con Mirtha que sufría mucho por no tener ninguno propio.

Un día Bonita y Mirtha se encontraron en la puerta de un supermercado, y Bonita le pidió a Mirtha que orara para que Dios le diera hijos. Mirtha oró por ella y se despidieron. Pasados unos años, volvieron a encontrarse en la calle, y Bonita le dijo: “Misionera Mirtha, aquel día que oró por mí, Dios permitió que quedara embarazada. Ahora ya tengo tres hijos”, y agradeció a Mirtha por haber orado por ella. “¡Cómo no sorprenderse y agradecer a Dios por su obra maravillosa!”, dijo Mirtha. “¡Esa mujer tuvo una prueba tangible de la soberanía de Dios sobre todo y sobre todos!”

Parte del ministerio de Mirtha consistía en dirigir la Escuela «Amemos», donde se enseñaba a niños desde preescolar hasta el primer curso de secundaria. Un día, uno de los niños de preescolar desapareció del aula, y sólo se dieron cuenta de que faltaba cuando el padre del niño vino a recogerlo. La profesora no se había dado cuenta de que el niño no estaba allí, así que el padre fue inmediatamente al despacho del director para saber de su hijo.

Todos los profesores y alumnos empezaron a buscar al niño por la escuela y por el barrio, pero no lo encontraban. Mirtha le dijo a la directora: «Hermana, voy a orar». Se arrodilló en una de las aulas y oró sin tener en cuenta que la sobrina de la directora se había quedado allí y estaba escuchando su oración.

Entonces llegó un hombre con el niño diciendo que lo había encontrado caminando solo por la carretera. La directora se cayó al suelo y comenzó a agradecer a Dios en su lengua materna, el Fang. Su sobrina, que había oído orar a Mirtha, le dijo: “Misionera Mirtha, nunca había visto a Dios responder a una oración tan rápidamente, porque usted pidió al Señor Jesús que apareciera el niño y en ese momento Dios lo hizo”.

Ir a otra cultura y a un ambiente completamente nuevo como África le permitió a Mirtha ver las cosas de una manera diferente, y estos son algunos de los testimonios de cómo Dios se manifestó de una manera poderosa y tangible, usando a Mirtha para su gloria.

Mirtha se preparó para ir al campo misionero y una vez allí se dedicó a predicar y enseñar. Se centró en la educación cristiana de los niños en las escuelas y trabajó con las mujeres en la iglesia. Cada experiencia fue un hermoso pero arduo aprendizaje que la ayudó a confiar más en el Señor. Durante ese tiempo, su llamado fue apoyado por Dios y por sus líderes en la Iglesia Alianza Los Olivos en Lima y por Naciones al Encuentro con Dios – NED Global, Perú.

Mirtha es uno de los frutos del movimiento Lima al Encuentro con Dios de Lima, que consistía en reuniones de oración, campañas de evangelización y programas de discipulado. En la década de 1970, cientos de personas se entregaban a Cristo noche tras noche. Mirtha vive actualmente en Perú, apoyando diferentes ministerios en su iglesia y animando a las iglesias donde es invitada a compartir su testimonio misionero.

A veces, las personas le preguntan a Mirtha: “Si volvieras atrás en el tiempo, ¿elegirías ir de nuevo al campo misionero?” Ella les dice: “Sabiendo lo que ahora sé, todo el costo y el sacrificio -por ejemplo, la muerte de mi madre, mi padre y mi hermana sin poder volver en ninguna de las tres ocasiones-, sabiendo depender de Dios, llorando y regocijándome en su presencia … bueno, la respuesta siempre será sí. Dios me sostuvo de forma sobrenatural, su Iglesia es sobrenatural, la iglesia local es mi familia, y sus oraciones, ánimos y ofrendas fueron instrumentos de Dios”.

Alabamos a Dios por la dedicación, el trabajo y los milagros que Dios hizo a través de la vida y el testimonio de Mirtha en Guinea Ecuatorial y en Perú.

Por: Mirtha Espina y Eunice Ron Mateo
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