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La Alianza en Cuba en Medio del Coronavirus

junio 11, 2020

La ACyM en Cuba ha enfrentado dificultades crecientes con la pandemia. El país ha tenido limitaciones en muchas áreas de la vida, desde el acceso al agua y la electricidad hasta la compra de productos básicos de higiene y alimentación. Esa situación ha empeorado con el nuevo coronavirus. Vea cómo puede ayudar a nuestra familia de la Alianza en Cuba.

El COVID-19 ha empeorado la situación en Cuba. Varias familias de pastores sufren de falta de agua. Muchas de sus casas están hechas de madera y están deterioradas por las lluvias, fuertes vientos y huracanes que azotan el país. Algunas familias no tienen equipos básicos como un refrigerador o cocina. Además, los productos son cada vez más escasos en el mercado, lo que hace que la población pase horas en filas para comprar algo y aumenta la transmisión.

A pesar de todas estas dificultades, la Iglesia Alianza en Cuba continúa creciendo. Pero según un líder local, “la gran mayoría de los pastores viven por fe, en condiciones extremas, en lugares remotos y de difícil acceso, sin teléfono ni comunicación.” Aun así, las iglesias han estado trabajando para cuidar a quienes las rodean, prestando especial atención a las familias más necesitadas, a las que tienen hijos, ancianos, mujeres embarazadas y discapacitados. El trabajo ha sido diario, recolectando y distribuyendo alimentos y productos de higiene, junto con la predicación de la palabra. Pero necesitan más recursos para poder llegar a más familias.

Según un pastor local, “la iglesia existe en aquellos lugares donde muchas personas no quieren ir porque requiere sacrificio, desinterés, fuerza de voluntad y pasión por las almas. En Isaías 59:1 nos dice ‘He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír.’ “Creo que somos esas manos que se extienden para cumplir el llamado del Señor y ser una bendición para todos los que lo necesitan.”

Por favor, continúe orando por las familias pastorales, por los miembros de las iglesias y por las comunidades donde sirven.

Por: Priscila Yanagihara