Unidad en Medio de la Lucha: El Espíritu Inquebrantable de la Iglesia Alianza de Jerusalén
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La Iglesia Alianza de la Ciudad Vieja de Jerusalén comenzó su andadura en 1890, cuando emprendió su misión durante la agitación política de la región. Hoy, enclavada entre piedras antiguas, se erige como un faro de esperanza, representando con orgullo la única presencia evangélica árabe en la Ciudad Vieja. Aunque su camino ha estado plagado de desafíos, su espíritu inquebrantable brilla con fuerza.
A lo largo de la historia, Jerusalén se ha enfrentado a pruebas y tribulaciones. En 1948, la ciudad quedó desgarrada, dividida entre Este y Oeste en medio de la ocupación y la división. La iglesia, antaño enclavada en Jerusalén Oeste, se vio desplazada. Sin embargo, sin dejarse intimidar por la adversidad, optó por trasladarse a la histórica Ciudad Vieja, decidida a mantener encendida su llama.
Hoy, esta iglesia es una esperanza entre las piedras antiguas, la única iglesia evangélica árabe de la Ciudad Vieja. Su camino no ha sido fácil, pero su espíritu permanece inquebrantable.
La gratitud llena los corazones de los miembros cuando reciben mensajes de amor y apoyo de cerca y de lejos. En un país asolado por el odio y el extremismo, reconocen que la batalla no sólo se libra en el terreno físico, sino también en el espiritual.
La iglesia condena la violencia y se mantiene firme contra las fuerzas de la división. Para ellos, no se trata de una lucha política, sino espiritual. Ven más allá de la superficie, reconocen el sufrimiento de ambas partes y piden la paz con fervientes súplicas.
Su misión es romper las cadenas del odio y la opresión, ser agentes de paz y amor en una tierra desgarrada por la guerra. Esa misión está latente en los corazones y las acciones de la gente, y nos piden que nos unamos a ellos en oración, intercediendo por la paz, el consuelo para los afligidos y la paz de los que sufren.
La visión del pueblo es construir una iglesia donde todos sean bienvenidos, donde reine el amor y donde el evangelio transforme vidas. La Iglesia de la Ciudad Vieja de Jerusalén quiere ser una familia espiritual que fomente el crecimiento y el servicio entre sus miembros.
Con su profundo propósito de conectar, crecer y servir a cada persona en su familia eclesial, aspiran a una profunda conexión con Dios y con los demás, al crecimiento a través de la comunidad y al servicio a través de su ministerio.
En un espíritu de compasión y solidaridad, la iglesia extiende su radio de acción más allá de las antiguas murallas de Jerusalén, llegando a los necesitados de toda Cisjordania. Entre ellos hay personas desplazadas de la Franja de Gaza, que no pueden regresar a sus hogares devastados. A pesar de las dificultades de servir en tales circunstancias, la iglesia se dedica a ayudar a estos desplazados, proporcionando apoyo y ayuda donde más se necesita. Sin embargo, navegar por el panorama político hace que la transferencia de fondos sea una tarea desalentadora, pero la iglesia persiste, inquebrantable en su compromiso de ayudar a los afectados por la agitación de la región.
En el corazón de Jerusalén, durante la lucha y la agitación, esta iglesia es un testimonio del poder de la fe, la esperanza y el amor. Y mientras continúan su viaje, invitan a todos a unirse a ellos en la construcción de un futuro más brillante y pacífico para todos.