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El Trabajo de la Alianza Chilena para Evangelizar al Pueblo Mapuche

enero 4, 2021

La Alianza Cristiana y Misionera de Chile avanza en el trabajo rural y en el fortalecimiento de la fe de los hermanos de la comunidad Mapuche, para que ellos mismos continúen llegando a su propio pueblo con el evangelio.

El pueblo Mapuche vivía en clanes familiares en el campo de Chile, y se sostenía de pequeñas fincas y ganado. Aunque los españoles llegaron para conquistarlos, los Mapuches resistieron durante más de 300 años.

Cien años después, en 1641, luego de constantes enfrentamientos, los Mapuches llegaron al acuerdo Quilín (o Quillem) en lo que es la actual región de La Araucanía. El tratado mostró su capacidad y voluntad de diálogo. Contemplaba una nación Mapuche desde el Bío-Bío (región centro-sur de Chile) hasta la actual Valdivia, un extenso territorio que permitió a españoles y Mapuches vivir en relativa paz durante más de 200 años hasta la independencia de Chile en 1818.

Los Mapuches mantuvieron su propia religión, parte de la cual era consistente con el evangelio. Esto permitió a la iglesia chilena encontrar puntos de acercamiento con ellos y el Dios de la Biblia. Fue la llegada de los primeros misioneros a Talcahuano en 1897, particularmente la de Henry Weiss, fundador de la ACyM de Chile, y su esposa Catalina, lo que abrió la posibilidad de la existencia de la iglesia entre los Mapuches, fruto de las oraciones por esa gente.

Hoy en Chile hay cerca de dos millones de mapuches. Unos 350.000 de ellos viven en la región de La Araucanía. Un gran número también vive en la capital Santiago por motivos laborales. Los cristianos evangélicos representan aproximadamente el 34%, como resultado del trabajo realizado con denominaciones hermanas.

Actualmente, la ACyM de Chile cuenta con 30 congregaciones en 30 comunidades mapuche en La Araucanía.

El Ministerio de Avance Rural de la ACyM de Chile tiene el desafío de fortalecer la fe de los Mapuches para seguir llegando a su propia gente con el evangelio. Se enfocan en los niños, jóvenes y adultos al mismo tiempo que integran a sus hermanos y hermanas rurales en el cuerpo de Cristo.

En los últimos años, se ha abierto la posibilidad de capacitar a líderes de estas congregaciones rurales en un programa especial a través del Seminario Teológico, para que estos hermanos pastoreen sus propias congregaciones bajo la supervisión de la iglesia local.

La historia Mapuche está emergiendo en términos del desarrollo de la pequeña agricultura, la ganadería y más educación. Las nuevas generaciones tienen más acceso a becas y sienten el deber de promover la educación cristiana en cada congregación, fortaleciendo lo que está funcionando. Su objetivo es que cada familia sea responsable de la enseñanza cristiana en sus propios hogares.

Unámonos en oración para que la ACyM de Chile pueda cumplir con su gran desafío: “El evangelio para cada persona, una iglesia para cada comunidad y un líder capacitado para cada iglesia.”

Por: Héctor Parra y Eunice Ron Mateo
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