Cada Cuadrienal de AWF prepara una declaración que se aprueba en la asamblea general. Esta declaración se denomina comúnmente manifiesto o declaración. Todos los manifiestos de la historia de la AWF han respondido a posiciones ministeriales o desafíos de diversa índole. En general, se ha tratado de destacar la importancia de la evangelización, el ethos de la Alianza y, sobre todo, el carácter misionero de la denominación. La pregunta obvia, con cualquier documento de esta naturaleza, es: “¿para qué sirve?”. ¿Para qué sirve un manifiesto en una confraternidad cuyos reglamentos no son vinculantes para las iglesias nacionales? La respuesta es que el manifiesto ha sido elaborado por la AWF para fomentar el desarrollo de la unidad global en la consecución de objetivos relevantes para todos nosotros.
Como miembros de la Confraternidad Mundial de la Alianza, una vez más afirmamos nuestra creencia y compromiso con Cristo, la revelación de Dios (Juan 1:18), quien es el todo suficiente Salvador, Santificador, Sanador y Rey que viene (1 Cor. 1:30).
Habiendo sido comisionados por el mismo Señor Jesucristo, quien infundió la palabra “vayan” en lo más profundo de nuestro corazón, nos comprometemos al comienzo de esta nueva década a ser, una vez más, un movimiento misionero global especialmente para los pueblos menos alcanzados de la tierra.